Democracia Podcastil por David “Freakman” Royuela
Nueva OFNpinión, la sección donde bloggers y profesionales invitados tienen total libertad para publicar una entrada sobre un tema que hayan elegido.
Esta vez ha venido a jugar a OFN la cabeza pensante de uno de los programas de radio que más tiempo llevo escuchando, La Parada de los Monstruos, el señor de la subcultura, cultura freak y de formas alternativas de divertirse: David Freakman Royuela.
Me hace realmente ilusión esta OFNpinión, ya que admiro mucho el trabajo de David. Es más, cuando alguien me pregunta como me nació la idea del OFNpodcast, siempre digo lo mismo, que mis dos inspiraciones fueron “La Parada de los Monstruos” de David, y “Tiempos Bizarros” de Jose Luis Viruete. Quería crear un antipodcast, cercano, divertido y friki, como ellos realizan. Solo tenéis que escuchar un programa de La Parada para daros cuenta de las similitudes y los homenajes que OFN tiene detrás de él. Gracias David por ser una inspiración para que gente como yo, que soy tan ajeno al mundo de las ondas, dieran un paso adelante y crearan su propio contenido radiofónico, en este caso, podcastil.
¡Muchas gracias David por tu tiempo y por participar con OFNpinión en nuestra pequeña bitácora! Es un honor tenerte aquí.
Y sin más dilación, os dejo su entrada:
En primer lugar, agradecer al amigo Andrés Sanchis el haberme invitado a escribir para este pedazo de blog, y felicitarle personalmente por el OFNpodcast, y sus otros proyectos profesionales como Squid&Pig, y darle las gracias por haberme echado un cable también en el diseño de la página web de nuestro veterano programa de radio, La Parada de los Monstruos.
Después de la labor necesaria de limpieza de sables, voy a entrar un poco en el motivo de porqué he elegido este tema a la hora de escribir este artículo. El principal, quizá, es por mi larga experiencia primero dentro de la radio no comercial en emisoras de radio comunitarias y radios libres (no son lo mismo, no lo confundan, pero eso es otro debate), y luego con la evolución que tuvo lugar con la llegada de internet y desembocó en el formato que ahora se conoce popularmente como podcasts. Lo voy a contar de manera en la que entendáis mi postura sobre el podcasting, por cómo me he acercado yo a él, y esto se merece una explicación.
Yo empecé en esto de la radio de manera más o menos seria o con pretensiones, en el lejano año 2000, con 22 añitos, con muchas ganas y voluntad, pero poco conocimiento del medio. A mí esto de querer ser locutor me viene de largo, de los tiempos en los que grababa programas de radio y concursos con mis primos pequeños con apenas 10 o 12 años en cintas de casette, y en el que siempre yo hacía de presentador y ellos de invitados, público o concursantes, y si algo me queda como recuerdo, es que nos lo pasábamos teta. Y también me acuerdo como continué ésta loca afición un poco más mayor, haciendo lo mismo siendo un adolescente con colegas del barrio de toda la vida, con un poquito de sano cachondeo mutuo, descojonándonos de nuestros respectivos gustos musicales y grabándolo en cintas de casette, reuniéndonos todos para escucharlo juntos de seguido cuando lo terminábamos completo, con unas cervezas sentados en la plaza del barrio.
Los sueños e ilusiones cuando se tiene una vocación, suelen ser muy diferentes de lo que luego son en la realidad. Pero no por ello debemos cejar en nuestro empeño de intentar conseguirlos, ya que son simplemente diferentes de las expectativas irreales que tenemos en nuestra cabeza. Yo lo intente a través de un amigo que colaboraba en un programa de radio tipo Carrusel Deportivo, en el que se encargaba de hacer de comentarista en directo, de los partidos de futbol a nivel regional del madrileño barrio de Aluche.
Yo le propuse una enferma idea que se me pasaba por la cabeza por aquél entonces, y que consistía básicamente en realizar un magazine con todas las movidas que me molaban, y que estaba basado en lo que había leído en un artículo de una revista que se llamaba Rock Popular nº1, y que ellos denominaban en él como cultura freak. Hablaban como cultura freak todo aquello que tuviera que ver con aficiones como los cómics, el cine del culto, los videojuegos… En definitiva, de aficiones raras y minoritarias, que tenían todas como origen una película de culto de los años 30 que se llamaba La Parada de los Monstruos.
No sé a día de hoy como a un tío tan normal, y ajeno a todo este tipo de entretenimiento como era el anteriormente mencionado amigo con el copresenté la primera temporada de La Parada, accedió a llevar a cabo mi loca idea. Pero al final nos decidimos a realizarlo en la emisora en la que él estaba locutando partidos de fúrgol regional, y que se llama Radio Las Águilas, la cual dependía de una Asociación de Vecinos del mismo barrio. El programa, lógicamente, terminó llamándose finalmente, La Parada de los Monstruos.
Aquella primera temporada fue un puto caos, emitíamos los miércoles por la noche, de 22 a 00 horas, y era un batiburrillo y cajón desastre de todas esas temáticas, llegando a tener en un momento de bizarrismo absoluto , a una bruja que atendía llamadas para leerles el Tarot a los oyentes, lo que puedo describir que fue sencillamente, una puta locura.
Pero como al fin y al cabo todo sigue una evolución lógica, el amigo Marcos vio que nuestra demencia temática hacia estos temas era casi enfermiza, y decidió dejar el barco ya que no eran temas muy de su gusto personal, pero no sin antes habérselo pasado de rechupete, y siempre que me lo encuentro cuando voy al barrio en el que he pasado 33 felices años de mi vida, nos reímos recordando alguno de esos momentos primerizos.
Paralelamente a La Parada de los Monstruos, copresenté otro programa magazine de temática parecida, Planeta de Tentaciones, con Miguel Ángel Barquero en una emisora comercial en Carabanchel de cuyo nombre no quiero acordarme. Solo decir, que en los 2 años que pasé allí estoy inmensamente agradecido por todo lo que aprendí, sobre todo el aprender a manejar los tiempos de la radio, el manejo de los aparatos reproductores y mesas de mezclas, a la edición de sonido, y a locutar de manera profesional. Pero por otras muchas cosas, la experiencia en la radio comercial, no fue nada grata.
Me refiero a como tratan las emisoras comerciales a los profesionales de la comunicación, creo que es para hacérselo mirar, y creo que el hecho de ver cómo funcionaba, me hizo querer siempre hacer las cosas a mi manera y decidirme por iniciar un programa en una radio libre sin restricción formal de ningún tipo, y con un amplio historial de programas de culto en la historia de la radio española como es Onda Latina. Emisora, culpable de programas del calado de Te doy una Canción de Miguel Ángel Palomo (si, el mismo señor que descubrió a Ismael Serrano), Calmaria (programa de rock progresivo con más de 2 décadas tras sus espaldas y que se reemite en emisoras de medio mundo), El otro lado del Telescopio (multipremiado programa de música indie que todavía hoy se sigue recordando entre los círculos más melómanos), El sótano (presentado por Diego RJ, el cual lo sigue presentando y dirigiendo en Radio 3)… y un largo etcétera.
Me siento inmensamente orgulloso de toda esta experiencia, y de cómo han ido las cosas, aunque supongo que uno siempre hubiera esperado que deberían haber ido mejor, como esperando que hubiera venido algún famoso caza talentos a contratarte por lo bien que lo haces, y que solo mi talento personal me llevaría a ser una estrella mundial. Pero la realidad es siempre superior a la ficción, y en este caso, a mi imaginación. Y otra cosa que supongo debe valorarse, es el hecho de tener que pasar por ciertas cosas que uno debe pasar si quiere estar allí. Supongo que eso depende del precio que cada uno esté dispuesto a pagar, está claro, pero el caso es que a mí no me compensaba perder mi identidad y mi sello personal, por 4 duros mal pagados y humillar el hocico.
Pero bueno, también hay que tener talento a la par que voluntad. Ese es el caso de los amigos Ajenjo y cigarro, más conocidos actualmente como Trancas y Barrancas, a los cuales tuve el privilegio de echar un cable para entrar en esa emisora de Carabanchel de cuyo nombre no quiero acordarme, y mirad adonde han llegado ahora. Sana envidia, ya que son unos tíos que valen mucho, como siguen demostrando en cada programa que realizan (a ver si vais a pensar que me estoy dejando querer, pero oye, que nunca se sabe si leerán esto, que se acuerden de los amiguetes, como hace Santiago Segura, jajajaja).
Pero ya más en serio, y siguiendo un poquito el hilo de lo que quería hablar realmente después de todo este compendio de batallitas personales, es el hecho de como con la llegada de internet, se revolucionó la cultura y la difusión de la misma de manera exponencial. Mientras yo seguía disfrutando de la experimentación radiofónica en Onda Latina con La Parada de los Monstruos, se estaba produciendo una revolución tecnológica que nos afectó a todos de un modo u otro.
Ya el hecho de poderte descargar y compartir música con otros en un archivo comprimido como el formato MP3 que ocupaba tan poco y te podías llevar a cualquier lado, fue una auténtica revolución. Me acuerdo que aunque no se llamaba Podcast todavía y no sabíamos lo que era por el año 2005, muchos de nuestros oyentes no podían hacerlo en directo por internet o por radio convencional FM, nos pedían que lo subiéramos para poder descargárselo y escucharlo en diferido. Me acuerdo que el único modo que lo podíamos hacer por aquel entonces cuando esta tecnología estaba en pañales, era a través del emule compartiendo los archivos para que la gente se los pudiera bajar. La verdad que el invento era un lío de cojones, y tenía que dejar el ordenador encendido sin modo de suspensión durante días enteros, lo que me cascó más de una placa base en alguno de esos calurosos veranos madrileños, hasta que por fin sobre el año 2008 empezamos a poder subir nuestros podcasts a través de nuestra página web.
Ahí fue cuando cambió definitivamente nuestra historia junto a la inclusión de pesos pesados de la cultura freak en nuestro programa, y pasamos de ser a un pequeño programa de culto de la radio comunitaria madrileña, a un programa descargado por toda la geografía nacional, y posteriormente a nivel internacional desde Europa y Latinoamérica.
Pero a pesar del formato podcast, siempre alabaré por encima de todo, la forma de hacer un programa con el formato radiofónico clásico. Me parece estupenda la explosión de multitud de podcast que tratan cualquier tema, y que cualquiera pueda expresar sus ideas a través de ellos. Pero una cosa es tener libertad para poder hacerlo, y no ser censurado por un cuarto poder que nos marca las reglas tal y como os he narrado al principio en mi casa, y otras hacer productos infumables o inaudibles, porque creo que hay que pensar sobre todo en el que nos escucha, el oyente o receptor.
Con todos los respetos a cualquier persona que está inmerso en esta aventura maravillosa que es la radio por internet o podcasting y que se pueda dar por aludido por lo que voy a decir, creo que no todo vale a la hora de expresar las ideas a través de ellos, a menos que cumpla una serie de requisitos, que al menos yo exijo a aquellos que sigo y escucho personalmente. Porque una cosa es hacer un producto entre amigos y con un rollo entre colegas, y otra hacer una fiesta del esperpento de eructos y pedos sin ton ni son, en el que se habla de bromas particulares, y no se centra en establecer una comunicación con el que está al otro lado. Aquellos que hacen esto, creo que es muy egoísta por su parte, porque no piensan en el factor fundamental que para mí es la x de la ecuación: el oyente al que va dirigido ese programa o podcast. Me parece fundamental el saberse expresar de una manera más o menos locuaz o inteligible, de poder expresar una serie de ideas fundamentadas en un discurso lógico con un poco de orden y concierto, no creo que pida mucho. Tampoco pido que todo el mundo sea Iñaki Gabilondo, pero sí que se guarde un cierto orden, y se hable de modo que el que está al otro lado no piense que está en un gallinero.
Hay que tener en cuenta que hoy en día, no existen las segundas oportunidades por parte de los oyentes, y por eso hay que esmerarse, ya que nos guste o no, es un producto lo que estamos ofreciendo a un público que nos sigue, y depende de lo que les ofrezcamos, y cómo se lo ofrezcamos, el hecho de que se hagan seguidores de él o no. Ya sabéis lo caprichosos que somos los frikis de un tema en concreto y de cómo defendemos a capa o espada nuestra visión de las cosas. Eso pasa al otro lado del aparato receptor, y sobre todo al principio, el Feedback no se recibe y es necesario cuidar lo que ofrecemos para intentar llegar a la mayor cantidad de gente, porque al fin y al cabo aunque se haga sin ninguna pretensión, es el principal objetivo.
Está claro que en un momento en el que todo está inventado, es difícil ser original, pero sí que me gustan más aquellos Podcast que buscan diferenciarse y que no repiten la mismos fórmula que otros. Porque el ofrecer algo fresco y que se diferencia de otros, es lo que más me atrae, porque para información ya tenemos la Wikipedia, y lo que más busca el público hoy en día, es opinión, ya que la cantidad de información y opciones que tenemos en internet es ingente. Lo mismo con los Podcasts, hay que tener muy claro nuestro público objetivo y a dónde queremos llegar con nuestro producto. Yo me suelo identificar totalmente con los Podcasts que escucho por varios factores, por cómo tratan los temas, el enfoque, los propios temas que eligen, por los colaboradores y su forma de llevarlos a cabo… etc…
Los factores técnicos son también fundamentales en mi opinión. Uno de los factores que más me atrae de un Podcast, es que tenemos la posibilidad de que se los puedan descargar en cualquier momento, desde cualquier sitio, y escucharlo cuando quieran. Pero debemos facilitarles varias cosas para que sea más accesible al oyente. La duración para mí, nunca debería sobrepasar las 2 horas de duración, porque despista al oyente y desvía la atención de lo escuchado. Es una de mis asignaturas pendientes, el que los Podcasts que hago no lo superen, pero también pienso egoístamente en lo bien que me lo paso haciéndolos, pero siempre al final termino haciendo programas de un minutaje indecente.
Otro que parece una chorrada pero no lo es, consiste en comprimir el archivo con una calidad de audio adecuada, y con un peso en tamaño de información adecuado. Es difícil buscar la combinación perfecta, porque el anterior factor de la duración también influye, pero si se busca un buen equilibrio entre ambos, ayudaremos a que nos escuche más gente.
Los canales de contacto con los oyentes, son fundamentales. Ivoox, Itunes, y otras plataformas similares, nos sirven para ayudar a que nuestro podcast tenga más lugares para poder darse a conocer. Nuestro blog o página web, así como las redes sociales, son importantísimo para el contacto con el oyente para saber si lo que estamos haciendo, tiene la repercusión que queremos tener, y el Feedback que queremos recibir, y es importante enfocarlo adecuadamente.
Hay un factor de todos modos que nunca he terminado de entender, y es la creación de una especie de Star System entre ciertos Podcasters, en el que cierto número de personas con reconocimiento dentro de la Podcastfera se dedican a destrozar y a echar mierda unos a otros, para quedar por encima de ellos y llevarse el gato al agua. Es una especie de lucha para defender un terruño que no es tal, ya que si al menos ganáramos dinero con esto, tendríamos algo por lo que luchar, y lo único por lo que se lucha en este caso, es por el ego de cada uno. Contrariamente al sentido común, algunos prefieren pelear en vez de buscar un objetivo común para crear un medio profesional y reconocido, y en el que todos tengamos nuestro lugar, y quien sabe en el futuro, poder vivir de ello. Construir siempre fue más difícil pero más gratificante que destruir.
Me parece que se hace un flaco favor en este sentido a los oyentes intentando enfrentar a unos y a otros por un minuto de gloria, y con el tiempo me he dado cuenta de que los oyentes, no son tontos, y que saben leer entrelíneas, y lo que realmente les importa es lo que les podamos aportar como comunicadores, y todas las guerrillas internas que se tengan en este mundillo, se la pela, como es natural.
Con este largo artículo solo pretendía lanzar una reflexión acerca de este apasionante nuevo medio que tanto disfrutamos tanto los que lo hacemos como los que lo seguimos, con la ilusión de que como decía antes, ayudar a crear un futuro en el que posiblemente, podamos ser el quinto poder, para transformar el mundo como lo hizo una vez el cuarto, el periodismo. Ser libres, ser democráticos, y sobre todo, seres humanos con ganas e ilusión de hacer de la comunicación, un medio mejor.
–
Texto de David Freakman Royuela
Podrás leer y escuchar más cosas de David en su programa La Parada de Los Monstruos.